Los versos dorados de Pitágoras son una colección de
exhortos morales que comprenden 71 líneas escritas en hexámetro dactílico y que son atribuidos a Pitágoras.
El origen exacto se desconoce aunque su existencia, tal y
como la conocemos hoy, datan de antes del siglo V d.C.Los neoplatónicos
utilizaron los versos como parte del programa preparatorio de instrucción moral
y existe un cierto número de comentarios neoplatónicos a los versos.Esta es la versión de Antoine Fabre d’Olivet (1768-1825),la cual data del año 1813.
PREPARACIÓN
Rinde el culto consagrado a los Dioses inmortales;
Conserva tu fe; reverencia la memoria
De los Héroes bienhechores y los Espíritus semi -Dioses.
PURIFICACIÓN
Sé buen hijo, hermano justo, esposo tierno y buen padre.
Escoge por amigo tuyo a quien sea amigo de la virtud;
Acoge sus dulces consejos, intrúyete con su vida,
Y jamás le abandones por un ligero agravio
Si puedes hacerlo; pues una ley severa
Liga la Autoridad con la Necesidad.
Por ello, estás habilitado para combatir y vencer
A tus locas pasiones, aprende a dominarlas.
Sé sobrio, dinámico y casto; evita la ira.
Ni en público ni en privado, jamás permitas
Nada malo; y, sobre todo, respétate.
No hables ni actúes sin haber reflexionado.
Sé justo. Recuerda que un poder invencible
Ordena morir; que los bienes y honores
Fácilmente adquiridos, son fáciles de perder.
Y en cuanto a los males que el Destino conlleva,
Júzgalos por lo que son; sopórtalos, y procura,
En lo que puedas, suavizar sus rasgos;
Los Dioses, por demás crueles, no han librado a los sabios.
La Verdad es, como el Error, para sus amantes:
El filósofo aprueba o censura con prudencia;
Y, si el Error triunfa, aquél se aleja y espera.
Escucha mis palabras y grábalas en tu corazón:
Cierra tus ojos y oídos a la prevención;
Recela del ejemplo ajeno; piensa por ti mismo;
Consulta, delibera y elige libremente.
Deja que los locos actúen sin objeto ni motivo.
Tú debes, ahora, contemplar el porvenir.
No pretendas hacer lo que no sabes.
Instrúyete: el tiempo y la constancia todo lo deparan.
Vigila tu salud: dispensa, con mesura.
Alimentos al cuerpo y reposo al espíritu.
Evita los cuidados demasiados o escasos, pues el deseo
Se aferra por igual a uno u otro exceso.
El lujo y la avaricia tienen parecidas consecuencias.
En todo hay que elegir un término medio, justo y bueno.
PERFECCIÓN
Ojalá que el sol jamás cierre tus párpados
Sin que te preguntes: ¿Qué omití? ¿Qué hice?
Si obraste mal, abstente; si obraste bien, persevera.
Media sobre mis consejos; ámalos; hazlos tuyos.
Ellos te conducirán hacia las virtudes divinas.
Lo juro por quien grabó en nuestros corazones
La Tétrada Sagrada, símbolo inmenso y puro,
Fuente de la Naturaleza, y modelo de los Dioses.
Sin embargo, que ante todo tu alma, fiel a su deber,
Invoque con fervor a estos Dioses cuyo auxilio
Es el único capaz de consumar las obras que iniciaste.
Que ellos te instruyan; entonces, nada te inducirá a error.
Sondearás la esencia de seres diferentes;
Conocerás el principio y el fin de Todo.
Si el Cielo lo quiere, sabrás que la Naturaleza,
Semejante a todo, es la misma por doquier;
De modo que, en conocimiento de tus verdaderos derechos,
Tu corazón no se alimentará más con deseos vanos.
Verás que los males que devoran a los humanos
Son el fruto que ellos eligieron; y que esos desdichados
Buscan lejos de sí los bienes de cuya fuente son portadores.
Poco saben sobre ser felices; juguetes de las pasiones
Sacudidos, alternadamente por olas contrarias,
En un mar sin ribera, enceguecidos, van a los tumbos
Sin poder resistir ni ceder a la tempestad.
¡Dios, los salvarías quitándoles las vendas de sus ojos!
Sin embargo, no es así: corresponde a los humanos, cuya raza
Es divina, distinguir el Error y ver la Verdad.
La naturaleza es su servidora. Hombre sabio, hombre feliz.
Respira en el puerto en el cual ingresaste.
Más observa mis leyes, absteniéndote de cosas
Que tu alma debe temer, distinguiéndolas bien;
Dejando que la inteligencia reine sobre el cuerpo
A fin de que, elevándote en el Éter resplandeciente,
Seas tú mismo un Dios en el seno de los Inmortales.
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